La historia se desarrolla paralelamente a los acontecimientos en The Bourne Ultimatum. El grupo responsable por el programa que creó al famoso agente entra en pánico y toma medidas radicales para evitar un escándalo. Aaron Cross (Jeremy Renner) y la doctora Marta Shearing (Rachel Weisz) intentan sobrevivir a los ataques de Eric Byer (Edward Norton) y los suyos.
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Pero la más grave es que la mitad de la película transcurre en oscuras habitaciones gubernamentales. Allí vemos a un montón de personajes hablando de cosas que ya vimos en ésta o en las anteriores cintas. Entiendo que esa fue un poco la dinámica de las anteriores, pero si estas escenas no aportan constantemente información clave, no generan tensión y no desarrollan personajes ¿Por qué tomarse tan en serio y ponerle paños fríos a lo que se promocionó como un derroche de adrenalina? Del aburrimiento pasé a la exasperación cuando en una de estas secuencias llegó al límite de la parodia con una sala repleta de “investigadores” haciendo llamadas telefónicas, con rápidos cortes de cámara y súper excitante música de fondo.
Norton brilla en sus primeras apariciones. Pero al rato parece como si la película tampoco está interesada en él, limitándose en la segunda mitad a mirar con mueca de frustración a otros “burócratas malvados” vomitar datos poco interesantes. Estos villanos funcionarían mejor si tuviesen un mejor pretexto para reaccionar de esta manera, ya que si los motiva el miedo a la exposición pública no tiene lógica que “usen un tanque de guerra para matar un ratón”.
Renner está lejos de interpretar un autómata, lo cual es bueno para un actor pero incongruente con esta historia. Para ser casi un ermitaño, adicto a drogas experimentales y técnicas de lavado de cerebro, actúa bastante normal. No pido boyscouts, pero hasta sus actos más heroicos son motivados por intereses egoístas. Sus coreografías de pelea lo hacen un más que creíble héroe de acción, pero sin un ideal de justicia o causa altruista es difícil conectar con él.
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Las escenas de acción se dan en cuentagotas pero están bien logradas. La persecución en motocicleta viene a remplazar a las realizadas previamente en automóviles, pasando con nota aceptable.
El final es uno de los más insatisfactorios que recuerde: La película termina abruptamente cuando sentimos que vendrá el acto final. Absolutamente ningún cabo suelto se ata: La historia pasada entre Norton y Renner, la relación amorosa de los héroes, el destino de los villanos… nada de ésto tiene un pago cuando llegan los créditos. ¿Dónde está la “Parte 1″ que el título debería incluir?
Si quieren entretenerse con el agente Renner mejor véanlo junto a Tom Cruise. Hacerlo en The Bourne Legacy es casi una misión imposible.
FUENTE : http://desdehollywood.com/resena-critica-de-bourne-legacy-el-legado-de-bourne-mision-fallida/